Un año de billar y letras

POSTED BY Natalia

27/07/2015

Después de trabajar durante todo un año lectivo, Billar de Letras nos ha regalado la certeza de que las palabras, a veces ingrávidas y escurridizas, pueden moldearse bajo la técnica de la enseñanza. Y tenemos ganas de volver a empezar, de retomarnos en el punto al que hemos llegado y hacer nuevas carambolas para el año venidero. Cada clase ha sido la demostración de que escribir y leer buena literatura puede hacer feliz a mucha gente, y que cuando se abren ventanas de conocimiento se puede conseguir un buen relato, mejorar un capítulo de una novela, o descubrir que un libro también es un espejo de agua donde mirarnos, sumergirnos o nadar a contracorriente.

Con nuestro curso insigne de novela avanzado, las clases de traducción literaria, un riguroso recorrido por la escritura de viajes, el original curso de creación de juegos de rol y un club de lectura donde además de analizar nueve magníficas novelas, hemos aprendido que una escuela de letras es cada uno de sus alumnos. Por eso queremos agradeceros el haber compartido aula, risas y sobre todo letras, muchas letras en estos últimos meses. Y por supuesto dar las gracias a nuestros invitados estrella, editores independientes como Darío Ochoa de Automática, Donatella Iannuzzi de Gallo Nero, Juan Casamayor de Páginas de espuma o Enrique Redel de Impedimenta y a todos aquellas editoriales que nos habéis recomendado vuestras novedades: Periférica, Ardicia, Libros del Asteroide, Malpaso, Traspiés o Salto de Página, y como no, a autores como Javier Sáez de Ibarra o Eva Losada que nos contaron los entresijos de sus obras, traductoras como María López y su visita a Ruskin Bond, y por supuesto, a los profesionales que han puesto su conocimiento al servicio de los alumnos, gracias Maite Fernández, Julio Villanueva y Toño Angulo. Mención especial, por lo especial que es, un fuerte abrazo a Leonardo Padura que nos brindó una gran velada antes de recibir el Premio Princesa de Asturias de las letras.

Aunque se enfatice que lectura y creación son actos solitarios, la experiencia de aprendizaje se convierte en posibilidad infinita cuando se comparten experiencias y cruzan criterios. Ahora solo nos queda seguir sumando. Tomar nuestro taco de billar, dar un golpe a una letra cualquiera, con la fe de que la técnica y el entrenamiento literario seguirán siendo nuestra secreta fiesta de palabras. Porque aquí jugamos a escribir en serio.