Todo escritor, cuando lleva un tiempo de recorrido narrativo, suele verse en la necesidad de construir un monólogo. Se trata de una de las técnicas más eficaces para que el lector penetre en la subjetividad del personaje. Mediante esa voz continua y acumulativa, se va dibujando el perfil y profundidad del personaje. Ahora bien, no todo monólogo es un monólogo interior. Y se necesita de cierto oficio y entrenamiento como lector para poder poner en práctica eficazmente la técnica del monólogo interior. Su complejidad nos lleva directamente al Ulyses, de James Joyce. Con el monólogo interior penetramos en la subjetividad del personaje, el libre discurrir de su pensamiento, los recuerdos y sus percepciones de lo que lo rodea.
De éste y de otros temas similares como el principio del iceberg o los vasos comunicantes, se nutre nuestro Taller de novela avanzado, un curso destinado a personas con un proyecto de escritura donde se intercalan las clases teóricas con las prácticas.
Para aquellos que lamentablemente no podéis asistir al taller, os dejamos un ejercicio para que practiquéis el monólogo interior.