Periodista, viajero, comunicador, escritor, emprendedor… Y el listado podría ser aún mayor, tal es el currículum vital de Clemente Corona que se nos acaban los calificativos para describirle con justicia. Sí diremos, por supuesto, que es un buen amigo de mil batallas viajeras y literarias, una de las personas que más sabe de viajes (y de casi todo) en este país y fundador de Tu Gran Viaje, proyecto pionero en la consultoría de viajes en España y uno de los portales de referencia en el sector. Charlamos con él sobre el viajar, sobre sus lugares favoritos y, por supuesto, sobre libros.
Billar de letras: Un viaje siempre es una confrontación entre las expectativas del viajero, y las respuestas que le da el sitio al que llega: ¿Qué ha sido lo más decepcionante que te ha pasado al llegar a un lugar?
Clemente Corona: Es inevitable que, a la hora de viajar, algo te decepcione, como sucede en cualquier otra faceta de la vida. Las expectativas están para ser hechas añicos, y las mías, a la hora de viajar, no son ni altas ni numerosas: disfruto en casi cualquier lugar, en casi cualquier compañía y de casi cualquier manera, así que, más allá de algunas incomodidades y percances, no he sufrido más decepciones que las motivadas por algún desencuentro fortuito con alguien o algo. Sí tengo claro a qué lugares creo que no volveré durante un tiempo, pero no me atrevo a decir que nunca ni a cuáles: la vida se empeñará en que regrese a ellos.
BdL: ¿Cuál es tu ‘lugar revelación’, ese del que no esperabas nada y resultó ser un sitio memorable? ¿Por qué?
CC: Baltimore. Nadie espera nada –cómo hacerlo- de una ciudad así. Pero es uno de mis lugares preferidos del mundo. Más de veinte años después, sigo sin saber el por qué.
BdL: Como gestor del portal de viajes Tu Gran Viaje, ¿cuáles consideras que son las tendencias actuales del viajero? ¿Qué busca el viajero del siglo XXI?
CC: La primera es, precisamente, esa: sentirse –o que le sientan a uno- “viajero”. Hace unos años, esa sensación venía de viajar sin billete de vuelta, cuánto más tiempo y cuánto más lejos mejor; hoy, esa pulsión ha sido sustituida mayoritariamente por la de encontrar precios de derribo, prescindir de intermediarios, empotrarse en los lugares que se visitan alojándose en sus casas, comiendo en sus restaurantes y haciendo la compra como un “local” más… Y, por supuesto, siempre conectados. En resumen, y según vemos al analizar los comportamientos de los visitantes de nuestra web o de los asistentes a nuestros eventos: viajar de modo independiente, inteligente, como un local y siempre conectado. El destino y la duración son variables que están supeditadas en muchas ocasiones a ello.
BdL: Y para viajar con niños, ¿qué ciudades recomiendas?
CC: La curiosidad de un niño es infinita, como debería serla la del viajero, por lo que en teoría cualquier lugar es un destino ideal para viajar con niños. Dicho lo cual, cualquier gran capital europea, con Berlín y Londres a la cabeza, lo son.
BdL: Háblanos de la gastronomía que más te ha impactado en alguno de tus viajes.
CC: La de México, sin duda. Por todo: por los sabores rotundos, por su mestizaje español -no sé si mesetario- y precolombino. También recuerdo muy agradablemente la de Israel, que mira a la huerta mediterránea tradicional y la viste de Ruta de la Seda. En el Rajastán, cada bocado es un universo. Y en Francia, casi cada restaurante es un boleto ganador. ¿En el lado opuesto? Mi experiencia gastronómica china no es buena. La de las islas británicas, tampoco.
BdL: ¿Qué no puede faltarle a un buen libro de viajes?
CC: Lo que no le puede faltar a nada en la vida: talento. Saber contarlo. Y el resto (quién, dónde, cuándo, cómo) me da igual.