Billar de Letras (BdL): Cada una de las entrevistas de esta serie arranca con la misma aclaración: se trata de entrevistas temáticas. Contigo, Pilar, quiero hablar sobre un tema que va más allá de la escritura en su sentido puro, pero que la circunda y la ‘realiza’: el mundo editorial. Te pido disculpas anticipadas por no ocuparme de algo más interesante: tu obra y la literatura misma. Quiero empezar por específico: Cuando un escritor se dedica a colaborar con una editorial, e incluso a fundarla, ¿aprende cosas que influyen en su concepto y hábitos literarios? ¿Cuál es tu experiencia en este sentido?
Pilar Adón (PA): Influye de muchas maneras. Se aprende a ser más paciente en cuanto a los plazos de publicación, por ejemplo, porque cuando se conoce a fondo la maquinaria interna de una editorial, se descubre que no todo puede ir tan rápido como el autor desea. Se aprende a aplacar la ansiedad de la publicación, de la presencia en librerías, de las apariciones en prensa. Cuando no estamos «dentro» no somos conscientes del esfuerzo y los tiempos que supone cada pequeño movimiento, de modo que, en este sentido, digamos que la experiencia es positiva. No lo es tanto cuando constato que la vivencia editorial diaria hace que en gran medida se caigan ciertos mitos. No hay como conocer algo para desnudarlo de la magia que antes lo envolvía. Se pierde en cierto modo la inocencia.
BdL: Háblame de la ‘ética del editor’: ¿Eso existe? ¿Qué responsabilidad debería tener el editor con la literatura?
PA: El editor tiene una enorme responsabilidad con la literatura y con el catálogo que va creando. No sólo debe tener en cuenta a los lectores, que esperan lo mejor, sino que ha de ser consciente de que trabaja con textos de autores a los que ha de respetar por encima de todo y, en el caso de que deban traducirse, tratar con un nuevo autor, que es el traductor. Son muchos los frentes y hay que saber mantener la calma y ser elegante en todos ellos. Ahora mismo vemos que hay editoriales gestionadas más por contables que por editores, pero no es el caso de las editoriales independientes con las que trato a diario, llevadas por editores que trabajan 7 días a la semana y que se mueven únicamente por criterios de calidad literaria.
BdL: Los autores inéditos tienen ‘manuscritos’, y los publicados, ‘libros’ que circulan (más o menos). ¿Es el editor, junto a su catálogo y el perfil de su sello, un ‘formador de lectores’?
PA: Sin duda. Está claro que todo editor, básicamente, es un recomendador, y los buenos editores son los que, además de saber recomendar, crean nuevos campos de lectura, consagran autores y crean tendencias, incitando y promoviendo nuevas figuras. El buen editor no se acomoda con lo que le dicta el mercado, sino que crea ese mercado con su propuesta. Es él quien “dicta” las normas del mercado. En ese sentido, la buena labor de un editor se nota cuando seduce a lectores que antes no lo eran.
BdL: Por obvias razones, quiero que me hables de Impedimenta, y no para que hagas ejercicios de modestia. ¿A qué perfil de lectores va dirigido este sello?
PA: Parece elemental decir que Impedimenta se dirige a lectores cuyos gustos son muy parecidos a los de sus editores. Nuestro motivo principal para publicar un título es que nos emocione, que nos parezca recomendable para gente que conocemos, y que incite nuestra curiosidad lectora. No sé muy bien si te estoy describiendo realmente un perfil de lector: se trata de la definición de una comunidad de gustos y de preferencias. Además, diría que nuestros libros se dirigen a lectores que se hacen preguntas. Que no lo quieren todo digerido y que buscan en los libros más que un mero entretenimiento: buscan respuestas. Ese es el fin último del arte: responder. Y también el de la buena literatura.
BdL: Y ya que hemos abierto la maravillosa caja de Pandora de las editoriales independientes, que han proliferado -gracias a dios (o al diablo) en los últimos años-, quiero pedirte algunas reflexiones sobre su papel en el panorama literario español de hoy.
PA: Ahora mismo estamos asistiendo a un cambio generacional en la edición española. Los editores que han marcado los últimos treinta y cinco años de la edición independiente (pienso en Jorge Herralde, en Beatriz de Moura, en el recientemente desaparecido Jaume Vallcorba) van dejando un vacío, y de ocho años para acá, aproximadamente, una serie de editoriales pequeñas, muy vocacionales, intentan ocupar ese vacío y se dedican a la doble labor de recuperación y de descubrimiento. Mientras que el sector ha bajado un 30% en los últimos años, estas “nuevas independientes” se han mantenido e incluso han crecido. Creo que la respuesta a la crisis del libro está en la sinceridad de la oferta y en el respeto al lector. Y las editoriales independientes que conozco están en esta misma línea.
BdL: ¿Cómo pueden competir las editoriales independientes con los grandes grupos editoriales, con su posicionamiento en vitrinas y grandes superficies, y sus redes de distribución?
PA: No creo que, en las actuales circunstancias, las estrategias de los grandes grupos para afrontar la bajada de lectores y de lecturas les estén saliendo todo lo bien que podrían esperar. El editor independiente no suele trabajar exclusivamente por dinero (a pesar de que intenta que sus libros se vendan, obviamente), y si sus libros dejan de moverse y de leerse, intentará siempre convencer a los lectores de que su propuesta es buena. La edición independiente es rebelde y tozuda, mientras que la edición comercial está más centrada en otros objetivos, y si el libro les deja de funcionar, se dedicarán a lo que funcione. Por tanto, creo que el editor independiente no debería entrar en los modos y maneras de la edición comercial, con reclamos vacíos y superficiales. El libro, además de un producto, es un vehículo de belleza, y si perdemos esa perspectiva perderemos también la comunicación con el lector, una figura muy diferente a la del mero consumidor.
BdL: ¿Ha cambiado la manera de promocionar un libro, el trajinado marketing del que todo el mundo habla? Qué significa internet y las redes sociales.
PA: La tecnología ha democratizado la labor de promoción y la ha hecho más accesible (en todos los sentidos, sobre todo en el económico). Pero esa pretendida accesibilidad puede ser engañosa y tener cierto reverso oscuro. Ahora mismo podemos enviar una newsletter muy elaborada o difundir la noticia de una presentación vía Twitter sin grandes gastos y rápidamente. El problema está en que el resto de las editoriales también lo hacen, y se produce cierto efecto de repetición y hartazgo. Al final el mensaje puede quedarse en la superficie. Por tanto, tenemos que saber diferenciarnos en ese ámbito y marcar nuestro propio estilo. Hacernos fiables también en la comunicación.
BdL: Opino lo siguiente: Los grandes grupos editoriales están en crisis porque, entre otras cosas, han creado un monstruo de libros mediocres y lectores no fidelizados, ¿Qué piensas tú al respecto?
PA: Cuando se entiende la edición como mero negocio y no como una maquinaria cultural, se tiende a considerar el libro como un producto más y entonces se está a expensas de lo que llamamos “mercado”. ¿Que ahora tiene éxito un programa sobre cocina? Se clonan libros y más libros sobre cocina. ¿Que se pone de moda la literatura erótica para mujeres? Se clonan libros eróticos con corbatas y gemelos en la portada. Hasta que la tendencia cambie. Lo malo es que así se está buscando un lector volátil, poco estable, que bien puede comprar un libro o dejar de hacerlo. El público de las independientes es un público ya hecho, menos sometido a fluctuaciones, más fiel. En ese sentido, me parece muy adecuada esa figura que tú propones de “lectores no fidelizados”.
BdL: ¿Tiene el autor inédito, el que da sus primeros pasos, más posibilidades de ser tenido en cuenta de cara a las editoriales independientes? ¿Realmente funciona enviar un libro ‘a ciegas’ a alguna editorial?
PA: Impedimenta no es una editorial dedicada a los puros descubrimientos, sino a las recuperaciones con puntuales incursiones en nuevos talentos o en autores en lengua española que nos gustan, como Eduardo Berti o Fernando San Basilio. Pero creo sinceramente que ningún editor debería cerrarse a publicar un buen manuscrito que le llegue y, asimismo, tampoco debería dejarse llevar por el espejismo de los nombres consagrados. Si una obra de un consagrado parece floja, no se publica y ya está.
BdL: No puedo terminar sin volver a tu trabajo, quiero que nos quedemos con un sabor de boca más personal: Háblame de libros que, en tu colaboración con editoriales, tengas el orgullo de haber recomendado, descubierto, editado, o traducido.
PA: Estoy bastante orgullosa de haber conseguido para Impedimenta la publicación de obras inéditas de autoras como Penelope Fitzgerald, Iris Murdoch, Elizabeth Bowen y Muriel Spark. Me he encargado, además, de la traducción de algunos de los libros que he recomendado, como Picnic en Hanging Rock, de Joan Lindsay, varios de Penelope Fitzgerald o, próximamente, El árbol, de John Fowles. El descubrimiento de títulos y la adquisición de sus derechos para la traducción y publicación en España es un trabajo muy gratificante, que da una satisfacción casi inmediata, algo muy distinto del trabajo de creación, que implica una espera mucho más larga. Por eso, entre otras razones, la labor editorial resulta tan atrayente y absorbente: descubres un libro y a los pocos meses puede estar en tu catálogo. Un acto de casi posesión de algo que era inexistente e intangible hasta entonces.
«El libro, además de un producto, es un vehículo de belleza, y si perdemos esa perspectiva perderemos también la comunicación con el lector, una figura muy diferente a la del mero consumidor…».ME GUSTA, estupenda definicion…Un producto que requiere una «mercadotecnia» muy refinada, que lamentablemente pocos hacen.Quizas por eso de que «el marketing» (que n o tiene nada que ver con lo que se dice/hace de él «mayormente») a muchos les suena mal, y pocos se lo plantean con la refinada actividad intelectual y creatividad que requiere.
Buen apunte, Pepe, gracias. Completamente de acuerdo, a fin de cuentas, el marketing es un complejo proceso de comunicación, por tanto, ha de tener muy en cuenta la naturaleza del producto con que trabaja, y el perfil del ‘consumidor’. En este caso, el libro, es un ‘objeto del espíritu’.
Felicidades a Pilar y a Redel por la constancia y la vocación. Lo mismo a ti, amigo Ronaldo. Éxitos en este proyecto.
Gracias a ti, Alberto por el interés en Billar de letras, esperando tenerte por aquí,
Un abrazo,
Natalia