Entrevista a Pepa Linares

Entrevista a Pepa Linares

Pepa_linaresEn la entrevista a Pepa Linares charlamos con una traductora de fina sensibilidad literaria y amplia trayectoria. Habla con pasión del mundo de la traducción editorial. Para ella la lectura es una parte inherente al trabajo del traductor y conviene en la importancia que tiene desarrollar cierta intuición para desconfiar del camino fácil a la hora de elegir un término u otro, evitando las estructuras zafias o ajenas al espíritu de la lengua.

Billar de letras (BdL): Antes de nada felicitarte por el Premio de Traducción Ángel Crespo, algo sin duda más que merecido teniendo en cuenta tu trayectoria. Sabiendo que los traductores muchas veces son ‘los grandes olvidados’ de la Literatura, ¿consideras éste un Premio reivindicativo?
Pepa Linares (PL): Muchas gracias. Los premios son muy convenientes, aunque solo sea porque, en efecto, sirven para darnos a conocer y para destacar los méritos de nuestro oficio. A pesar de todo no siempre nos sacan del anonimato para el público lector, que, por desgracia, no se cuida de ver quién traduce lo que adquiere.

BdL: Traduces del inglés y del italiano, he leído en alguna entrevista que te encuentras más cómoda con éste último, ¿por qué?
PL: Porque en términos generales conozco mejor su cultura (estudié filología italiana). El inglés está tan extendido por culturas y países distintos que a veces es difícil dominar ciertas variantes.

BdL: En Billar de Letras hemos lanzado un Taller de Traducción Literaria porque pensamos que no existe una formación clara en ese sentido, ¿qué te parece este tipo de iniciativas?,  ¿piensas que de alguna manera se puede ‘enseñar’ a traducir? ¿En qué sentido?
PL: Yo he dado varios talleres y me consta que los asistentes descubren muchas cosas y aprenden a ver el texto con otros ojos, comparan, desarrollan recursos, corrigen vicios y confirman sus aciertos. Este oficio es la suma de muchos conocimientos, nunca suficientes, pero se aprende con la práctica, y solo practicando se llega a saber si se tiene el talento necesario. Dominar idiomas es una cosa y traducir otra.

BdL: ¿Qué función cumple la formación del gusto y la sensibilidad literaria a la hora de traducir un libro?
PL: El gusto y la sensibilidad literaria son imprescindibles. Al fin y al cabo, traducir literatura es comprender un texto artístico y saber comunicarlo con otro código sin que por el camino se pierdan sus calidades literarias.

BdL: Hace poco entrevistamos a María Teresa Gallego Urrutia y ella nos explicaba algunas cosas específicas de las que hay que estar pendiente con determinados autores. ¿De qué crees que hay que estar pendiente con Edith Wharton
PL: De reproducir la ironía, absolutamente. Si se pierde un ápice de su ironía por el camino, la Wharton quedaría aguada como el vino.

BdL: ¿Por qué crees que sigue interesando hoy la obra de Edith Wharton, a pesar de lo mucho que ha cambiado la sociedad americana desde entonces?
xingúPL: Porque, como todos los grandes, trata temas eternos. Por ejemplo, en “Xingú”, la cultura (literaria en este caso) entendida como un adorno. Ella previno en más de una ocasión contra el vicio de leer sin verdadero provecho; como comen los pavos, decía mi abuela.

BdL: Has colaborado con multitud de editoriales, grandes grupos y editoriales independientes como Sajalín, Ardicia o Contraseña, ¿existen algunas diferencias entre ellas a la hora de trabajar?, ¿tienes la misma libertad al traducir?
PL: Salvo en casos contados que prefiero olvidar, me he sentido libre. El trabajo con las independientes ha sido para mí muy satisfactorio, pero entre los editores de mesa de los grandes grupos hay excelentes profesionales, la pega está en que su capacidad de decidir ciertas cosas puede ser limitada.

BdL: Como coautora de las obras que traduces, ¿cómo es la relación que estableces con ellas?, ¿y con sus autores? ¿Existe eso del amor-odio del que hablan algunos escritores?
PL: Mis autores, pobres, están casi todos muertos. Con algunos de los vivos he tenido una relación breve pero siempre cordial a propósito de alguna consulta. Con las obras, sí, hay amor y odio y desesperación, pero, al final, tratándose de buena literatura, captar el tono y el estilo y hallar la frase feliz son cosas que lo compensan todo.

BdL: ¿Qué te parece más complicado de traducir, una obra por primera vez, o realizar una nueva traducción de una obra editada en el pasado?, ¿por qué?
PL: En ciertas ocasiones una traducción anterior te ayuda a no cometer los mismos errores o te pone sobre alguna pista, pero en general no encuentro grandes diferencias, porque tú tienes que hacerla tuya y para ti es la primera.

BdL: Se traduce atendiendo no sólo al significado de las palabras, e incluso más allá de su sentido, todo texto literario tiene un ritmo, un tono. Generalmente, ¿es posible ‘captar’ y plasmar este tono en la traducción? ¿Qué importancia le otorgas?
PL: La máxima. De hecho, traducir es sobre todo captar y plasmar, como bien dices.

BdL: ¿Cómo es el proceso de comunicación con un autor vivo mientras realizas tu trabajo, consideras que dicha comunicación es fundamental
PL: No, solo para los fallos de comprensión y eso si son graves y no pueden solucionarse de otro modo. El problema de la traducción es del traductor; el único que tiene conciencia de las asimetrías entre las dos lenguas y de cómo afectan a la obra que tiene entre manos.

BdL: Por último, nos gustaría que de manera especulativa o incluso personal, nos dejaras tres o cuatro virtudes que consideras imprescindible cultivar en un buen traductor.
PL: La traducción es un quehacer que tiene mucho de hipnótico. La lengua de partida te hipnotiza y puedes estar escribiendo un texto muerto sin darte cuenta. Se evita con muchas y buenas lecturas en tu propio idioma, con un bagaje que te permita encontrar soluciones cuando te enfrentas a un problema de estilo o de expresión. Conviene desconfiar de lo fácil y desarrollar esa intuición que te enciende la luz roja y te obliga a oír los chirridos que emiten las estructuras zafias o ajenas al espíritu de la lengua. En  la medida de lo posible hay que conseguir el mismo efecto que produce el original en sus lectores.

BdL: Las nuevas tecnologías e internet, sin duda, han facilitado el trabajo de los traductores, gracias a esto, y hablando siempre en líneas generales, ¿crees que son mejores, peores o simplemente distintos, los traductores de hoy en día de los traductores de antaño.
PL: Ni mejor ni peor. Ellos carecían de nuestros recursos técnicos, pero algunos tenían una amplísima cultura general. Ahora, precisamente por los medios a nuestro alcance, estamos obligados a más. No sé si siempre lo conseguimos.

BdL: Supongo que como en todo, los traductores tendréis que tener cuidado con las fuentes que consultáis en internet, ¿tienes alguna ya en tu lista negra?
PL: Sí, hay que tener cuidado, pero no, no tengo listas negras. Siempre hay que consultar con criterio, sin dejarte llevar por lo primero que encuentras.

BdL: Por último y más como curiosidad, ¿sigues utilizando diccionarios en papel o lo digital se te ha impuesto a la hora de trabajar?
PL: Sí, también utilizo el papel, especialmente en el caso de los diccionarios.

 

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Natalia

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