¿Es realmente posible enseñar a alguien a escribir? Obviamente, transmitir el talento entre profesores y alumnos sería una tarea utópica; la gracia, la chispa o el genio se antojan dones innatos, tienen que venir ‘de serie’. Otra cosa, en cambio, es el oficio: los mil y un rrecursos técnicos y pequeños trucos cuyo conocimiento requiere de miles de horas de atenta lectura, y que exigen una intensa práctica de escritura si pretendemos perfeccionarlos. Ahí sí que parece útil cierta ayuda especializada, al estilo del ‘apadrinamiento’ que muchas veces han ejercido grandes escritores con sus discípulos más cercanos. Claro que, cuando no hay un autor consagrado a mano –como tan a menudo sucede–, ¿qué mejor que un buen manual sobre la materia? Y, a poder ser, uno firmado por alguien bien curtido en la materia. Leer artículo completo.