Traducir con música de jazz: Scott Fitgerald

POSTED BY   Natalia
22/10/2015
Traducir con música de jazz: Scott Fitgerald

Traducir con música de jazz: Scott Fitgerald en la segunda edición del Taller de traducción literaria por Maite Fernández.

scott fitzgeraldCuentan que F. Scott Fitzgerald era un admirador incondicional de Edith Wharton, que adaptó al cine su obra Destellos de luna, y que un día, cuando al entrar en la editorial Scribner de la Quinta Avenida, supo que la autora estaba allí, irrumpió en la sala en la que esta se encontraba y se arrojó a sus pies. Cuentan también que Wharton se convirtió a su vez en admiradora de Fitzgerald y quiso conocerlo, que lo invitó a su residencia en Francia y que Fitzgerald se presentó allí borracho como una cuba. Dicen que fue hilvanando una zafiedad con otra, que soltaba carcajadas estentóreas y que cuando, ante su escaso éxito, trató de contarles la aventura que él y su mujer habían vivido al alojarse durante una semana en un burdel, Wharton le respondió: «a su historia le falta documentación», dejándolo completamente abochornado. Dicen que no se volvieron a ver.

Pero la casualidad ha querido que Wharton y Fitzgerald se encuentren en Billar de Letras y en su taller de traducción literaria. De Wharton tradujimos el año pasado Almas vencidas y de Fitzgerald traduciremos en el próximo curso «Winter Dreams».

Scott Fitzgerald nació en 1896 en Minnesota, hijo de un hombre de negocios sin demasiado éxito y de la heredera de una fortuna obtenida con la venta al por mayor de alimentos. Aunque vivían en un buen barrio, no eran considerados parte de la alta sociedad. Sus padres, no obstante, se esforzaron por darle una buena educación en colegios de élite y en 1913 ingresó en la Universidad de Princeton. Aunque nunca fue buen estudiante, desde sus primeros años destacó como escritor. Su primer relato fue rechazado por Scribner, pero todo cambió cuando a los 22 años conoció a Zelda y se enamoró perdidamente. Fitzgerald supo enseguida que Zelda no se casaría con él si no tenía dinero suficiente, así que empezó a trabajar en una agencia de publicidad con la ilusión de reunir el capital necesario. Sin embargo, Zelda no parecía ver que fuera a lograrlo nunca y rompió su compromiso. Fitzgerald entonces trabajó más que nunca es su escritura hasta terminar la que sería su primera novela, This side of paradise. La novela fue publicada y Zelda y Scott se casaron una semana después.

Fitzgerald alcanzó el éxito con sus novelas. Tras A este lado del paraíso (1920) vinieron Hermosos y malditos (1922), El gran Gatsby (1925) y Suave es la noche (1934). Escribió además numerosos relatos y tres colecciones de cuentos: Flappersy filósofos (1920), Cuentos de la era del jazz (1922) y All the sad young men (1926), así como algunos ensayos sobre la escritura que Larry W. Phillips reunió en Sobre la escritura: Francis Scott Fitzgerald. Se le considera parte de la llamada Generación Perdida, de la que forman parte también Dos Passos, Hemingway, Faulkner y Steinbeck.

La vida personal de Fitzgerald, sin embargo, no fue fácil. Mientras el país se volcaba en un capitalismo corrupto, que favorecía a los más ricos y en el que la aprobación de la llamada «ley seca» en 1919 hacía que la venta ilícita de alcohol y el crimen organizado camparan por sus respetos, Scott Fitzerald y su mujer Zelda atravesaban vaivenes económicos y sucumbían al alcoholismo. Era la época del jazz, del pelo a la garçonne, del adiós a los corsés y hasta a las cinturas de las faldas, pero era también la época del materialismo a ultranza, del enriquecimiento sin cortapisas y del abandono de nociones obsoletas de mérito, valor o ética.

Zelda, después de varios episodios críticos, fue internada en un centro psiquiátrico. Scott hizo todo tipo de trabajos para poder pagar el internamiento y su carrera fue entrando en declive. Por fin conoció a Sheilah Graham, crítica de cine. Ella le animó a seguir escribiendo y con ella pasó sus últimos años, aunque su prestigio paulatinamente fue apagándose. A pesar de haber sido el icono de la Era del Jazz (como se conoce a esos años en el mundo anglosajón), de haber retratado como nadie aquella sociedad frívola, corrupta y despiadada, al morir, sus obras dejaron de imprimirse y todo indicaba que acabarían cayendo en el olvido.

Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial, el interés en su obra volvió a crecer y en los sesenta había ocupado ya un lugar seguro entre los grandes autores estadounidenses del pasado siglo. Su obra explora los temas de la desigualdad, la ambición y el engañoso sueño americano. Sus relatos transcurren en mansiones y jardines, en fiestas y campos de deporte, en vehículos descapotables y clubes ilegales. Casi siempre, la lectura de sus obras deja un sabor amargo, pero abre también una grieta en los muros que rodean esas vidas acomodadas desde la que avistamos la inocencia y los ideales que sus personajes conservan y que, aun sabiendo que tienen la partida perdida de antemano, los justifican y hacen inolvidables.

Si eres lector de Fitzgerald, si  lo tuyo es el inglés y quieres aprender los rudimentos del oficio del traductor literario a la par que traduces un libro que publicará la editorial Traspiés, apúntate a la segunda edición de nuestro ya afamado Taller de traducción literaria.  Este año Fitgerald es el protagonista.
Para información y reserva de plazas, mándanos un email a info@billardeletras.com o llámanos al 91 532 40 64.

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Natalia

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