Ansiedad de Scott Stossel publicado por Seix Barral, por Ángeles Sánchez.
I En una exposición reciente sobre el artista visionario de s. XVIII, William Blake, se destacaba uno de sus versos de Las bodas del cielo y del infierno: ‘Si las puertas de la percepción se abrieran, todo aparecería al ser humano tal y como es: infinito. Dado que el hombre se la limitado a sí mismo, divisando las cosas a través de las estrechas rendijas de su propia caverna’.
II Natalia Alonso me invitó hace semanas a leer y reseñar este volumen: ANSIEDAD, miedo, esperanza y la búsqueda de la paz interior de Scott Stossel (Seix Barral) para Billar de Letras. Me he tomado mi tiempo. Lo he leído poco a poco. Es un tratado arduo, prolijo, compacto, extenso. Una radiografía que intenta, de manera imposible, trazar un recorrido válido por el trastorno de ansiedad padecido por el autor en busca de sus raíces, bien sean biográficas, culturales, biológicas (genéticas)… Leer este volumen me ha producido ansiedad aunque cualquiera que conozca lo que es/no es ansiedad podría asegurar que tanto leer sobre un padecimiento que sobrellevas, como elegir dejarlo de lado e ignorarlo -con tal de no ahondar más en la herida- incrementará en cualquier caso la persistencia de eso viscoso y omnipresente con lo que algunos cuerpoespíritus convivimos a diario. Estoy ansiosa por dar en algún clavo para hablar de este libro, aproximarme a decir de una vez qué es esa cosa (ya se sabe que no se debe mentar la soga en casa del ahorcado…). Los ansiosos genuinos tememos por nuestra reputación y evitamos el estigma de la enfermedad mental.
III Mi primera impresión sobre el trastorno que comparto con Scott Stossel, fue que escribiendo este tratado deseaba dar la imagen de ir bien sobrado de músculo y fortaleza autorial: quien se mete la paliza de escribir un texto tan exhaustivo con sus cientos de referencias bibliográficas es, sobre todo, un campeón. Autoeficacia a pesar de la vulnerabilidad. Y los ansiosos nos consideramos a menudo débiles de carácter. Nos parece que debemos ofrecer a los demás al menos una disculpa argumentada por lo que no podemos evitar ser. (¿Acaso la ansiedad debería resultar más vergonzosa que la diabetes?) Por eso nos crecemos en empeño y voluntad. Redimimos así la supuesta debilidad. Toma ya, quinientas veinte páginas sobre ansiedad. Estoy segura de que Stossel sabía que no iba a llegar a ninguna conclusión cierta y seguro que en parte también por eso lo hizo. Para trazar su propio mapa.
IV Resulta tan penoso como divertido conocer nuevos términos sobre nuestros síntomas: emetofobia miedo a vomitar. Ja-ja. Así que eso es, entonces. Cada mañana cuando me lavo los dientes a toda prisa antes de salir pitando para no llegar tarde a trabajar en algo que carece de todo interés para mi espíritu, padezco emetofobia. No siempre ha sido así: cuando era pequeña el más mínimo vaivén emocional detectado en el seno del clímax – anticlímax familiar me hacía ir corriendo al wc para descargar en un plis-plas los intestinos.
V Scott Stossel se mete en camisa de once varas y sale triunfante. Observa y documenta científica y humanamente el tema desde muchos de sus posibles ángulos: nos habla de historia, de existencialismo, de sentido autocrítico, de obsesiones, dependencia, desesperación, ideas suicidas, de psicofármacos, de fracaso, de genes, de serotonina, de excesiva reactividad psicológica, de alcohol, de meditación, de heridas emocionales, de sentimiento de inferioridad, de práctica deportiva, de sufrimiento… en su intento de definir la mancha hereditaria (como Freud la llamaba) de la melancolía. ¿Explicará algún día la ciencia todos los fenómenos del universo incluida la naturaleza de la melancolía?
VI Hervir por dentro podría ser una buena definición de la ansiedad. Miedo a la finitud (la muerte) es otra mucho más simple. Los ansiosos sin embargo tenemos enorme capacidad para resistir, es eso que ahora llaman resiliencia. Y perseverancia y productividad. Todos nuestros síntomas son, al fin y al cabo los meros síntomas de estar vivos. Tal vez la ansiedad sea en cierto sentido un lujo que nos permitimos cuando no estamos preocupados por un miedo real a la miseria moral y física o material.
VII Jeanette Winterson habló de la proximidad entre la herida y el don: en la debilidad y lo vergonzoso existe también un potencial para la trascendencia, para el heroísmo y la redención.
VIII Ansiosos conocidos: Woody Allen, Charles Darwin, Charles Chaplin, Charlotte Brontë. Sigmund Freud…
IV Ansiosos por reconocer: tú mismo que lees estas líneas.
X ¡¡¡¡¡aaaarrrggghhhhhhhhh!!!!!!
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Me encantó esta reseña, que bien rumiado el libro, qué bien explicada la ansiedad! Como buena ansiosa, lo sé bien ;o)) Gracias Ángeles, buscaré el libro para disfrutarlo/sufrirlo ;o)) Gracias una vez más a Billar de Letras por sus siempre acertados regalos
No he leído el libro pero si un articulo que apareció en Atlantic hace como un año.Y algunas referencias en distintos medios de aquí y allí. (Una, incluso de Elvira Lindo !!!! ),
Tu reseña (Que no estoy seguro de llamarla así) me ha encantado, Ángeles.
No se me ocurre decir mas.
Por cierto sobre el tema ve en el ultimo numero de Atlantic:» How uncertainty fuels axiety». Quizás te interese.
Un abrazote.