Gonzalo Izquierdo y Alberto Rodríguez son los fundadores de Dos Bigotes, una editorial especializada en autores y temas LGTBI, pero como ellos mismo dicen: la buena literatura interesa a todo tipo de lectores, más allá de cuestiones de género o identidad sexual. Aunque en su catálogo tienen muchos autores hispanohablantes, queríamos conocer su punto de vista respecto a la traducción literaria.
Billar de letras (BdL): ¿Cuáles son las lenguas de las que más traducís?
Dos Bigotes: Lo cierto es que de los diecinueve títulos que hemos publicado, diez son traducciones, por lo que casi hay paridad entre autores hispanohablantes y aquellos que escriben en otras lenguas. Hemos traducido del inglés (4 títulos), del esloveno (2), del italiano (1), del francés (1), del ruso (1) y del rumano (1). Y en febrero de 2017 publicaremos una nueva traducción del francés: El milagro de Ariel Kenig.
BdL: Para un traductor literario en ciernes, la pregunta clave es cómo conseguir el primer encargo. ¿Podrías explicarnos cómo seleccionáis a vuestros traductores? ¿Recibís currículos? ¿Alguna vez habéis llamado a un traductor que os haya enviado su currículo, pero del que no tuvierais referencias?
Dos Bigotes: Sí, solemos recibir muchos currículos de traductores que, además, nos proponen obras que consideran que encajan con nuestra línea editorial y que se ofrecen a traducirlas. Esto nos resulta de gran ayuda para confeccionar nuestro catálogo y para descubrir autores y obras que no conocíamos.
En este tiempo, hemos publicado (y vamos a publicar) obras propuestas directamente por parte de traductores, como La vida de Kostas Venetis de Octavian Soviany (traducción de Doina Fagadar) y a comienzos de este nuevo año Tan solo el fin del mundo de Jean Luc Lagarce (traducción de Cristina Vinuesa Muñoz) y El milagro de Ariel Kenig (traducción de Marta Cabanillas).
En estos casos, les pedimos (si ellos no lo han hecho antes) una muestra de la traducción para poder valorar tanto su trabajo como que efectivamente el libro que nos sugieren nos parezca interesante y nos decantemos por su publicación. En muchas ocasiones no podemos leer el libro original al no dominar el idioma en el que está escrito, por lo que esta muestra también nos sirve para comprobar que tiene cabida en nuestra editorial.
No siempre los traductores cuentan con una larga experiencia a sus espaldas ni demasiadas referencias, pero eso no es obstáculo para que puedan trabajar con nosotros. Si fuera así, solo tendrían trabajo los mismos traductores, y nosotros pensamos que hay que dar oportunidades a todo aquel que comienza en el complicado sector editorial.
BdL: Antes de encargar un trabajo a un traductor ¿leéis otras traducciones suyas? ¿o le pedís que haga una prueba? ¿cómo suele ser esa prueba?
Dos Bigotes: Si no conocemos al traductor y este tiene experiencia, solemos investigar qué obras ha publicado y en qué editoriales, para hacernos una idea de sus intereses e inquietudes.
Nunca hemos hecho una prueba a los traductores, más allá de pedirles una muestra de traducción del posible libro a publicar.
BdL: Aparte de las referencias, el currículum o la prueba ¿tomáis alguna otra medida para aseguraros de que la traducción que recibís es buena? ¿Alguna vez habéis pedido a un traductor que os entregara unas primeras páginas, antes de encargarle la totalidad del libro?
Dos Bigotes: Sí, como os hemos comentado antes, solemos pedir una muestra de traducción de la obra a publicar.
BdL: Cuando recibís una traducción, ¿la enviáis a un corrector? ¿le enviáis también al corrector el texto original para que pueda consultarlo en caso de duda? ¿ponéis al corrector en contacto con el traductor? ¿en qué medida interviene el editor?
Dos Bigotes: En las traducciones más complejas, sí enviamos la traducción a un corrector. Si el corrector domina el idioma en el que está escrito el texto original, también se lo pasamos, aunque no siempre es posible. En el caso de que el corrector necesite aclarar algunas dudas, nos las comenta a nosotros y hacemos de intermediarios entre el traductor y el corrector.
BdL: ¿Alguna vez has tenido la sensación de que varios libros de distintos autores que has encargado a un mismo traductor suenan igual?
Dos Bigotes: No, en nuestro caso hemos repetido con algunos traductores precisamente por la confianza que tenemos en ellos y porque sabemos que le van a dar a cada obra la voz, el tono y los matices que le corresponden.
BdL: Y al revés, ¿alguna vez has encargado traducir un texto que ya se había traducido anteriormente y has tenido la impresión de que se ha convertido en un texto nuevo, de que realmente hacía falta esa nueva traducción?
Dos Bigotes: Tampoco nos ha pasado esto, ya que los libros que hemos publicado no habían sido traducidos antes por otros traductores.
BdL: El traductor literario suele llegar a identificarse de manera inusual con el autor del libro que traduce. Además, al traductor pueden surgirle dudas que solo el autor le pueda aclarar. ¿Os piden los traductores a menudo que les pongáis en contacto con los autores?
Dos Bigotes: En algunos casos sí que los traductores nos lo han pedido y lo hemos hecho. En otros casos, como en las distintas antologías que hemos publicado, esto resulta más complicado, ya que nosotros tampoco tenemos contacto directo con cada autor sino con la editorial encargada de publicar el libro original.
De cualquier modo, somos unos defensores del trabajo en equipo, por lo que pensamos que cuanta más comunicación haya entre todos, más información compartamos y más feedback se genere, mejor será el resultado final.
BdL: Aparte de las tarifas, por las que no vamos a preguntar, ¿pagáis derechos de autor al traductor? ¿qué porcentaje?
Dos Bigotes: Sí. Si la obra tiene derechos de autor, el porcentaje para el traductor oscila entre el 2 y el 3 por ciento. Si es una obra libre de derechos, el porcentaje para el traductor suele ser del 7 por ciento.
BdL: Siempre he tenido curiosidad por saber por qué los libros originales y los traducidos tienen precios similares. ¿Podrías explicarnos cómo se integra el precio de la traducción en el precio de producción del libro?
Dos Bigotes: En principio, el precio de un libro traducido suele ser más alto que el de un libro escrito en castellano, ya que el coste de ese libro es mayor. Luego también depende de los derechos de autor que se hayan pagado, del número de páginas, etc.
A la hora de decidir el precio de un libro, se tienen en cuenta todos los gastos que ha supuesto (en este caso, traducción, maquetación, diseño, imprenta, derechos de autor…) y las expectativas de venta, para que la inversión resulte rentable. Así, la traducción es una partida más dentro de los gastos de una obra, y con la que hay que contar al establecer el precio de venta al público.
BdL: ¿Puedes contarnos algún caso de un libro cuyo original consideres bueno y cuya traducción crees que ha echado a perder el texto?
Dos Bigotes: A medida que vamos cumpliendo años al frente de la editorial, tenemos cada vez más claro que la calidad de una traducción es fundamental para hacer que la obra original llegue al lector manteniendo todas sus cualidades intactas. Por supuesto que han caído en nuestras manos obras traducidas cuya lectura era muy difícil y que te hacían preguntarte continuamente sobre las alternativas que se habrían podido buscar para hacer el texto más legible. No vamos a decir títulos, porque ello conllevaría enjuiciar el trabajo de un traductor que no conocemos, pero sí que creemos que cada vez se pone más cuidado en las traducciones que se publican en España y que por fortuna hay muchos sellos que hacen de ello una de sus marcas distintivas.
BdL: En las carátulas de los discos, aparte del compositor, siempre ha figurado el nombre del intérprete o la orquesta, ¿creéis que el nombre del traductor debería figurar en la portada del libro?
Dos Bigotes: Sí, nosotros hemos optado por incluir el nombre del traductor en la portada. Creemos que es una forma de reconocer su trabajo y de darle el valor y la importancia que tiene.
BdL: Y en las solapas, ¿creéis que sería conveniente incluir una brevísima biografía del traductor, para que el lector que tiene que elegir entre dos versiones no se guíe solo por el precio de cada edición, sino también por la fiabilidad de la traducción?
Dos Bigotes: Nos parece una muy buena idea y sabemos que hay editoriales que ya lo hacen. Por el momento, nosotros no las estamos incluyendo, pero es algo que sí haremos próximamente. Todas las iniciativas que contribuyan a visibilizar el trabajo de los traductores nos parecen muy acertadas.
BdL: ¿Puedes decirnos los nombres de tres de tus traductores favoritos? ¿Qué es lo que más valoras de cada uno de ellos?
Dos Bigotes: Aquí vamos a tirar para casa y darte dos nombres, los de Raquel García Rojas y Marta Cabanillas, dos traductoras con las que ya hemos trabajado y con las que nos gustaría seguir haciéndolo en un futuro. Lo que más valoramos de ellas es el mimo con el que enfocan su trabajo, su respecto por el original, la labor de investigación que hay detrás de cada uno de sus textos y la estrecha relación que se establece con ambas.
BdL: ¿A cualquiera de ellos le encargarías la traducción de cualquier novela, o crees que tienen dotes especiales para cierto tipo de escritura?
Dos Bigotes: Confiaríamos en ellas para la traducción de cualquier novela. A ciegas.
BdL: En general, ¿qué es lo que más valoras de un traductor literario?
Dos Bigotes: Lo que más valoramos es su implicación en el proyecto y que mantenga una comunicación fluida con nosotros, que confíe en nosotros para consultarnos sus dudas, los posibles problemas que puedan surgir en la traducción, si es necesario ampliar los plazos… Y en cuanto a la traducción en sí, lo que tenemos más en cuenta es que su lectura sea ágil en castellano, que no se note que es una traducción sino que podría haber sido escrita directamente en nuestra lengua.
BdL: ¿Crees que la calidad de las traducciones literarias es buena en España?
Dos Bigotes: Siguiendo con lo que te comentábamos antes, creemos que el nivel de la traducción literaria en España es cada vez mejor, y que hay muchas editoriales que miman este aspecto como nunca antes se había hecho. En un sector tan complejo como el editorial, pensamos que ofrecer al lector el mejor producto posible es lo menos que podemos hacer a cambio del desembolso económico que supone la compra de un libro. Sabemos que muchas de las pequeñas editoriales que han surgido en la última década han apostado por este camino y se esfuerzan en hacer que sus traducciones estén cuidadas hasta el más mínimo detalle.
BdL: ¿Qué crees que se podría hacer para que fuera aún mejor
Dos Bigotes: Ante todo, mejorar las condiciones de los traductores: que dispongan de plazos más amplios para abordar los trabajos y que sus tarifas no sigan sufriendo las consecuencias de los recortes. Ambos factores influyen de manera decisiva en la forma de trabajar de los traductores y, por tanto, en la calidad de la traducción final.
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